¡Hola, futuro grower! Este post lo ha escrito Rosario Garate para compartirte su experiencia en Nueva Zelanda y algunas de sus opiniones sobre GrowPro. Léelo y ¡descubre qué la inspiró a irse al otro lado del mundo!
Hola! Si estás leyendo mi historia, es porque le estás dando vueltas en la cabeza a la idea de hacer un gran viaje; ya sea por estudios, por trabajo, por mejorar tu idioma o por vivir una experiencia que te haga salir de tu zona de confort.
Pues toda buena historia comienza con miedos y la mía no dista mucho de eso.
En 2016, decidí irme de Perú para vivir mi primera gran aventura de viaje y de trabajo en el otro lado del mundo, o sea, en Nueva Zelanda. Después de viajar por periodos cortos, me quité el miedo y me dije “¿por qué no?”.
En total, viví en el país de la nube blanca durante 15 meses y ¡recorrí las 2 islas de punta a punta haciendo hitchhiking (autostop) por primera vez en mi vida! Las 2 claves para disfrutar al máximo esta experiencia fueron ser flexible y ser capaz de adaptarme a las situaciones en las que me encontraba.
Tabla de contenidos
¿Por qué decidiste viajar a Nueva Zelanda?
Para mí, Nueva Zelanda es un país de encuentro personal, de paz y de tranquilidad. Desde que llegas al aeropuerto, ya sea en Auckland, en Wellington o en Queenstown, te deslumbran los lagos azules, las montañas, las áreas verdes por donde caminas y las muchas, ¡pero muchas!, ovejas.
Y no importa si vives en Wellington, la capital de Nueva Zelanda, o en Auckland, la urbe más grande del país. Siempre, hay lugares cercanos donde escaparse de la ciudad, viajando en tren, en auto o en bicicleta.
Por otro lado, Nueva Zelanda está conformada por 2 islas y la población es de 4.602.012 personas, así que ¡encuentras más ovejas que gente! Sin embargo, desde mi punto de vista, esta es una de sus mayores ventajas, porque no muchos países te permiten una desconexión total y tan verdadera.
Lo cierto es que llegué a Nueva Zelanda gracias a un visado llamado Working Holiday visa. Tiene esa denominación, porque te permite viajar y trabajar (a tiempo completo) en las tierras kiwis durante 1 año. Además, puedes estudiar por un periodo de 6 meses.
Una alternativa a la Working Holiday visa es el visado de estudiante, con el que puedes estudiar más de 6 meses y trabajar hasta 20 h semanales durante tu época de estudio y en las vacaciones.
Esta es una excelente opción para estudiar algo nuevo, reforzar tu inglés y encontrar mejores oportunidades laborales.
¿Cuánto gastabas viviendo en Nueva Zelanda?
¡Nueva Zelanda es un país caro! Y uno de los choques que tuve cuando llegué fue el costo de la comida en los supermercados y en los restaurantes. Por eso, tu estilo de vida determina que tanto puedes ahorrar. No te digo que seas un ermitaño y que no salgas de tu casa, pero, si sales todos los días, te gastas muchos dolis.
Lo bueno es que el costo de vida se equipara con los sueldos, así que, si planeas trabajar en Nueva Zelanda, no tendrás muchos problemas. Al mes, entre alojamiento, comida y otros extras, gastaba 1000 NZD en promedio, pero lo que ganaba me permitía ahorrar una buena cantidad.
Según tu experiencia, ¿cuánto se gasta en alojamiento?
El precio del alojamiento varía según donde te encuentres. Si eliges vivir en ciudades grandes como Wellington o como Auckland, puede estar entre 170 y 300 NZD a la semana. Aunque hay lugares más pequeños donde pagas 120 NZD semanales; esos precios incluyen servicios de luz, de agua y de internet.
Si hablamos de hostales, los que más recomiendo son Nomads y YHA. Los 2 cuentan con instalaciones amplias y limpias, y tienen un buen ambiente donde conoces gente de todo el mundo. Una noche puede costarte unos 26 NZD.
Y recomiendo CouchSurfing, una plataforma que ¡te pone en contacto con personas de todo el mundo para que te den alojamiento gratuito por periodos cortos! Yo la usé la primera vez que estuve en Auckland y me quedé con un kiwi muy amable que me ayudó a abrir una cuenta bancaria y a comprarme el chip para el celu.
Si deseas una experiencia más enriquecedora y vivir con gente local, te recomiendo hacer woofing o housesitting.
Para los que no saben qué es esto, woofing es el intercambio de alojamiento y de comida a cambio de trabajar en proyectos sociales o en emprendimientos familiares. Por otro lado, el housesitting consiste en obtener alojamiento gratis a cambio de cuidar una casa o a una persona.
La ventaja del housesitting es que puedes vivir en casas tan impresionantes que te quedas con la boca abierta. Tal como me pasó en Hahei Beach.
Las páginas que uso para hacer estas búsquedas son Helpx, Workaway y Housesitting.
Y ¿cuánto cuesta la comida?
Lo más caro son la carne y el pescado; al igual que las frutas. Sin embargo, es usual que, en algunos supermercados, te regalen frutos cuando tienen alguna imperfección (a nuestros ojos, no es nada). Además, si eres de comer mucho chocolate, ¡Nueva Zelanda es el paraíso! Son baratísimos, todos en 1 NZD o en un poco más, y de las mejores marcas.
A la semana, gastaba entre 70 y 100 NZD en comida. Mi compra incluía vegetales, lácteos, pollo, frutas y otros productos. Esto muy aparte de las escapaditas al McDonald´s o a algún restaurante bonito, que son indispensables.
¿Cómo conseguiste trabajo en Nueva Zelanda?
En Nueva Zelanda, puedes encontrar trabajo tanto en una granja como en una empresa sin ningún problema. La facilidad con la que consigas trabajo depende de tu nivel de idioma, de tu experiencia y, sobre todo, ¡de tu actitud!
Por ejemplo, en Wellington, el porcentaje de desempleo es casi nulo. Es una ciudad con un buen ambiente para los que quieren estudiar, ya sea inglés o certificados superiores, y conseguir mejores empleos en donde puedan desarrollar su vocación.
Además, existe mucho trabajo temporal gracias a los viñedos, los tambos y las parcelas que hay en Nueva Zelanda. Es fácil obtener empleo durante todo el año, pero pueden haber picos según la temporada.
Mi primer trabajo fue recogiendo manzanas en Roxbury (Isla Norte) y me pagaban según la cantidad de árboles que hacía en una hora, pero olvídate… Con buena música y gracias a la gente con la que trabajaba, la pasaba bien.
La experiencia laboral que más me gustó fue trabajar en Hahei Beach, una playa que queda en la península de Coromandel; es hermosísima y fue donde se grabó una parte de la película “Narnia”. Allí, trabajé en un café y fue donde viví al 100 % con los kiwis, lo que me ayudó muchísimo a mejorar mi inglés.
Trabajé en la Isla Sur, en Queenstown, también. Esta ciudad es la capital de los deportes de aventura; puedes practicar esquí, parapente, jetboat, rafting, buceo, ciclismo de montaña y trekking (hay senderos increíbles), y hacer rutas a caballo.
En definitiva, ¡no te aburres nunca! Hay muchos turistas, lo que podría ser un punto en contra para los que quieren relacionarse con los locales, pero es un buen lugar para comenzar tu experiencia en Nueva Zelanda.
¿Cómo te adaptaste al estilo de vida kiwi?
Si quería experimentar el estilo de vida kiwi de verdad, debía convivir con ellos y adaptarme a su día a día; y lo hice así. Me fui a un pueblo pequeño llamado Alexandra y viví con una familia neozelandesa mientras trabajaba de niñera. Era invierno y recuerdo que no había ni un alma en las calles, así que mi distracción era solo con ellos.
Admito que el cambio me chocó, y mucho, pero, si quería poner a prueba mi capacidad de adaptación y mi actitud frente a los cambios, tenía que mirar esta situación como algo positivo y retador. Los kiwis son personas que llevan un estilo de vida muy tranquilo; no se preocupan mucho y no le dan tantas vueltas a las cosas.
Además, son muy amables y amistosos, y te ofrecen ayuda siempre que lo necesites.
¿Qué aprendiste en tu viaje a Nueva Zelanda?
Pues ¡aprendí muchas cosas!
Aprendí a salir de mi burbuja
Si comparo mi yo actual con el de antes, hay muchas diferencias; en especial, en mi forma de pensar y de afrontar los problemas. Salir de mi burbuja me ayudó a dejar la monotonía y a ver más allá de lo cómodo y de lo seguro.
Este viaje me ayudó a descubrir que no hay un solo camino marcado, sino muchos ya existentes o no creados aún. Hay un dicho famoso que dice “el que no arriesga, no gana” y ¡tiene mucho de verdad! Si no nos decidimos a atrapar la oportunidad que está frente a nosotros, nunca sabremos si hemos acertado.
Aprendí de otros
Cuando viajas, ¡nunca te sientes sola! Es todo lo contrario. En el camino, conoces personas increíbles, amistades que nacen en un día y que duran para toda la vida.
En mi diario, guardo sucesos de personas y de momentos que hicieron que cada día fuera mejor que el anterior. Ya sea una tarde de playa con amigos, un saludo amable, la sonrisa de un compañero de trabajo, una charla sobre nuestras diferencias y similitudes con un local… Son momentos que se quedan grabados muy fuertes en la memoria.
Aprendí a disfrutar lo ordinario de la vida
He aprendido a valorar mucho todo lo que tengo y a disfrutar más las experiencias que las posesiones. He entendido que el poder del agradecimiento es importante, así que construí en mí el hábito de dar las gracias y de sonreír cuando despierto. Esto me ha resultado una gran medicina para mi salud emocional y para mi actitud en el día a día.
¿Nunca has tenido la sensación de que tu vida está en piloto automático? Te levantas por la mañana, te duchas, vas al trabajo, cenas, duermes y vuelves a empezar. Esto puede crearnos gran disconformidad y hacernos sentir que nuestros días son iguales siempre.
Pero podemos combatir esto a través de un cambio de mentalidad y si aprendemos a disfrutar más el momento presente con todo lo que puede dar, ya sea bueno o malo.
Muchas veces, gastamos energía pensando en planes de futuro y, sin darnos cuenta, nos consumimos más por esos pensamientos que por el presente que estamos viviendo. Lo que podemos hacer es disfrutar y no planear tanto. No pongamos condiciones para ser felices y disfrutemos del camino, no solo de la meta final.
¡Hay que salir ahí afuera y comenzar a vivir la vida! Una llena de aventuras.
Creció mi perspectiva del mundo
Llegar a un país nuevo implica adaptarnos a otro estilo de vida con costumbres y con formas de pensar diferentes a las tuyas. Me refiero a que hay que dejar atrás conceptos que están arraigados en ti para aprender y para crear otros.
Les dejo esto que leí una vez y que me hizo pensar y reflexionar mucho: la diferencia entre soñar y cumplir tus sueños eres tú. Estos son 5 trucos para lograrlo:
- Visualiza. Hay que describir y tener bien claro en dónde queremos estar.
- Enfócate. Es mágico y conlleva sacrificios. Está en tu campo de visión.
- Comprométete. Somos expertos en decirlo, pero no en cumplirlo.
- Trabaja. Pero en ti mismo y en tus disciplinas. Los sueños se atraen así.
- ¡¡¡Diviértete!!!
Ahora, es tu turno. ¡Vive tu propia experiencia!
¡Espero que mi historia te haya resultado interesante y que te sirva para dar ese pequeño salto para viajar! O ¿quieres arrepentirte toda la vida de no haberlo hecho? Un viaje como este te ayuda a crecer como persona y en el plano laboral también.
Por ejemplo, podrías aprovechar esta experiencia para estudiar inglés o para hacer un curso formativo. Esta es una marca en tu currículum que las empresas valoran mucho.
Si quieres vivir una aventura como esta, ¡GrowPro es tu aliado! Su equipo te brinda la posibilidad de estudiar y de trabajar con una visa de estudiante. ¡Son tu enlace para venir a Nueva Zelanda!
Ya que conoces las opiniones de Rosario sobre Nueva Zelanda y de GrowPro, ¡organicemos tu viaje! Aquí, te esperan experiencias tan o más emocionantes que la suya, y estás a solo un clic de vivirlas. ¡Nos vemos aquí, futuro grower!
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